con el iris de la chica del bus,
eficientemente inmóvil,
evidentemente involuntario.
Odio empatar.
Siento el vértigo desde la nube
mirando al océano embravecido,
quería dejarme caer,
perder el conocimiento
y amanecer en ese intangible.
Porque sus ojos son arrecifes,
arrecifes de coral desde mi nube,
ojos llenos de vida,
capricho imprescindible de la naturaleza.
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